Se emplea como tratamiento base. Protege el suelo y juntas de manera uniforme. No altera el tono ni el color del barro. Penetra en profundidad y reduce drásticamente la porosidad de la terracota.
Efecto natural.
Evita la aparición de eflorescencias salinas y manchas de humedad.
Hidrata el suelo y deja un tacto suave. Esencial para barros muy rugosos. En fachadas de ladrillo en interior evita que se desprenda la arenilla de las piezas y juntas. Efecto consolidante.
Rendimiento: 8 – 12 m2/L (aprox.)
Ficha de seguridad